El diseño y las olimpiadas de Barcelona: la simbiosis perfecta que sorprendió al mundo

Hoy se cumplen 25 años de las Olimpiadas celebradas en Barcelona en el año 1992. Unos Juegos Olímpicos que todos recordamos por su gran impacto deportivo a nivel mundial, pero también por lo que representaron para la ciudad de Barcelona, la que empezó a ser señalada en los mapas y a identificarse en el imaginario colectivo como una imagen de modernidad, creatividad y sobre todo diseño. Desde Mediagroup, nuestra agencia de publicidad, marketing digital y diseño web en Sevilla, queremos hacer hoy un breve recorrido de lo que supuso el impacto del diseño en estos Juegos Olímpicos.

 

El objetivo principal de la celebración de los juegos en la ciudad condal fue el de conseguir una importante proyección internacional. Se buscaba que Barcelona se mostrara como una ciudad moderna, cultural y cosmopolita. Dejando a un lado la Barcelona costumbrista de las ramblas o la Sagrada Familia se fijaron musas mucho más conceptuales inspirándose en las raíces de la creación y la identidad local como fueron Gaudí, Miró o Dalí.

Para tal fin tuvo mucho que ver el diseño. Se encargaron a numerosos diseñadores de las mejores escuelas de diseño crear una identidad corporativa pública y diferenciada, todo con una intención de conjunto que aunara complicidad en el estilo a pesar de la cantidad de gente involucrada.

Quizá lo más destacable, o al menos de lo que todos nos acordamos, es de la mascota olímpica. Cobi fue creado por el Estudio Mariscal, quienes consiguieron diseñar un personaje cercano, simpático, amable y comunicativo que se identifica con todos los roles olímpicos. La idea tuvo dos vertientes: por una parte, su nombre, el cual fue un homenaje al Comité Olímpico Organizador Barcelona 92 (COOB), y por otra parte la figuración del personaje canino emulando un gosd’aturacatalà (perro pastor catalán). El resultado fue inmejorable y el emblemático perro se convirtió en un distintivo universal.

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Imagen: revista Mira

La señalización y del logotipo de los Juegos cayó bajo la responsabilidad del autor Josep M. Trias, quién centrándose en el leitmotiv «Barcelona ha de ser diferente» ideó un brillante cartel de inspiración mediterránea en el que destacaban los colores azul por el mar, y amarillo, por el sol.

Los artistas y diseñadores gráficos Pilar Villuendas y Josep Ramón Gómez fueron los encargados de elaborar la colección oficial de carteles de las instalaciones olímpicas. Sus diseños minimalistas pero impactantes y coloristas llenaron las calles atrapando la visión de los viandantes.

Entre los demás proyectos a diseñar estaba la antorcha olímpica, obra de André Ricard, quien quiso mostrar una belleza clásica, pero con carácter innovador. Así surgió la máxima expresión simbólica del espíritu olímpico representada en una antorcha de aluminio con mango de cuero y con diferentes tipos de salida de llama que funcionaba con gas natural.

El pebetero fue elaborado por Ramon Bigas.  Ese enorme diseño a modo de plato fue fabricado en titanio para que desprendiera una llama de un color azul casi tan intenso como el del mar del Mediterráneo. El momento del encendido fue ideado por Carles Riart, un sello inolvidable cuando la flecha lanzada al arco enciende el Fuego Olímpico en el Estadio de Montjuïc.

Lo que se estaba haciendo en Barcelona era lo que el resto de las ciudades buscaban en cuanto al diseño, y su eficaz sinergia fue el proceso de construcción de la marca Barcelona, una estrategia de branding que no se quedó solo ahí, sino que ese diseño también se extrapoló al urbanismo de la ciudad en tres aspectos fundamentales:

Se creó un gran urbanismo monumental representado con la construcción de la Villa Olímpica, el Moll de la Fusta o el Maremàgnum con el fin de transformar visualmente la ciudad. Se invirtió en urbanismo cultural con la rehabilitación del Museo Picasso y el Palau Nacional de Montjuïc y además se creó el Museo contemporáneo de Barcelona. Y por último se intensificó un particular urbanismo social basado en un conjunto amplísimo de reformas, creación y renovación de parques, plazas, monumentos al aire libre y mobiliario urbano.

Todas estas reformas contribuyeron a un plan de actuaciones para fomentar la cultura y la economía social de la ciudad.

Como conclusión podemos afirmar que el hito de Barcelona’92 propició un cambio de la cultura olímpica de hasta entonces, animando al resto de países a innovar en aspectos de diseño y a convertirse en referencia mundial tanto del deporte como de la creatividad.

 

En Mediagroup, nuestra agencia de publicidad en Sevilla, somos expertos en marketing digital y diseño web. Nos inspiramos en estas raíces emblemáticas del diseño para seguir innovando y progresando en nuestro ámbito. ¿Nos conoces?

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